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13 abr 2010

La Iglesia Divina Restaurada - Parte II - Capítulo 5

ACONTECIMIENTOS QUE AYUDARON A PREPARAR EL CAMINO PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LA VERDAD

El descubrimiento de América da mayor ímpetu a la busqueda de la verdad

EL DESCUBRIMIENTO de América no fue una casualidad. Fue providencial. Coincidió con el renacimiento de la cultura en Europa; cumplió los requerimientos de la reforma en cuanto a mayor libertad religiosa. Los peregrinos, los hugonotes de Francia, los perseguidos de Holanda y Alemania huyeron de la opresión a este Nuevo Mundo, “consagrado a la libertad por decreto de Dios Todopoderoso”. No viene al caso que estos nuevos habitantes fuéses por un tiempo intolerantes entre ellos mismos y persiguieses a sus contrarios. No podría esperarse otra cosa. Los vicios humanos no son vencidos en un día. Lo que conviene notar es que con el tiempo menguaron esta intolerancia y persecución. Mientras tanto, el nuevo ímpetu que había nacido del descubrimiento de América estaba surtiendo efecto.


Un nuevo significado de la dignidad del hombre

En este Nuevo Mundo donde los hombres no tenían que vivir amontonados; donde estaban cerca de la naturaleza; donde tenían tiempo para meditar; donde los cielos aun estaban libres de las nubes de guerra; donde no habían prelados corruptos ni príncipes celosos para expedir decretos inícuos; donde los hombre podían juzgar sus propias realizaciones sin elogios o críticas de otros - aquí fue donde el nuevo significado de la dignidad del hombre halló tierra fértil donde poder crecer - Y efectivamente creció, estimulado por las enseñanzas de la Biblia que la gente reverenciaba y podía leer libremente sin ser molestados o impedidos.

Más ésto no fue todo. Por su naturaleza los hombres mismos, amantes de la libertad y enemigos de la opresión, aun en sus hogares antiguos de Europa, abrazaron la oportunidad que les ofrecían sus casas nuevas para cultivar esa estimación del hombre y sus derechos que ha hecho grande a América. Dios podía llevar a cabo sus propósitos mediante un pueblo como éste.

El descubrimiento de nuevos horizontes

1. En el campo de la política. - La historia no revela que haya habido una oportunidad para experimentos políticos como en los primeros días de América. La gente que llego aquí no encontró ningún sistema político, ninguna forma de gobierno cuyos dictados estaban obligados a obedecer. Podían escoger y adoptar el propio. Es cierto que se hallaban bajo la influencia de lo que habían conocido en su patria. Si había sido una forma buena, podrían usarla aquí; si no, podrían descartarla y desarrollar un sistema completamente nuevo si así lo deseaban. Su horizonte, así como sus oportunidades y posibilidades, no tenían fin.

Aun cuando venían de distintos países y era de esperarse que establecieran diferentes formas y sistemas de gobierno aquí, causa admiración las semejanzas fundamentales que existieron entre ellos en las varias colonias nuevas. Indudablemente una sabia Providencia estaba llevando a cabo sus propósitos en medio de ellos.

2. En relaciones sociales. - En Inglaterra, Holanda, Escandinavia, Francia, Alemania y otros países europeos de donde procedieron los primeros colonizadores de América, existían clases sociales, desde la aristocracia hasta la gente del campo.
“No había en América, esa escala social, en un extremo de la cual se halla la aristocracia titulada, y en el otro las masas de labradores oprimidos que difícilmente sacan lo suficiente para vivir de las tierras de los nobles...... era raro ver a un críado. Las diligentes amas de casa, con la ayuda de sus hijas, alimentaban y vestían a la familia, mientras que los hombre y jovencitos se encargaban de los trabajos fuera de casa. Cuando se necesitaba ayuda para desgranar el maíz o construir un nuevo establo, acudían los vecinos. Los que venían a América como siervos contratados generalmente obtenían sus propias tierras en cuanto se cumplía el término de su servicio”(The American People, por David Saville Muzey, pags, 81, 82)

Este fue en verdad un Mundo Nuevo para aquellos primeros colonizadores. Con un ambiente como éste, nuevas oportunidades y teniendo ante ellos tan grandes esperanzas, ¿Qué condiciones sociales no podrían originar?.

3. En cuanto a libertad religiosa. - La guerra de los Treinta años que azotó a Europa entre los años 1618 y 1648 dejó exhausto al continente, económica y socialmente. Por un tiempo también prevaleció la confusión política. La guerra, de carácter religioso, había tenido por objeto resolver los problemas religiosos que la causaron, pero no hizo más que multiplicarlos. Se levantaron numerosas sectas que manifestaron mucha intolerancia la una contra la otra. Esto dio lugar a los rencores, el odio y la persecución. Se perdió mucha de la libertad religiosa lograda durante la Reforma, que en primer lugar era bien poca. Grandes números de hombres y mujeres anhelaban la libertad que ahora había desaparecido.

¿Cómo podría reconquistarse y ampliarse? ¿Cómo se iban a quitar las limitaciones y restricciones impuestas sobre sus creencias y modo de adorar? ¿En qué forma iban a romperse las cadenas de la Iglesia apoyada por el Estado, con todas sus intrigas y subordinación a la corrupción política? ¿Cómo iba a dar crecimiento a la libertad espiritual y religiosa, cuando la tierra y ambiente mismo del mundo antiguo no favorecían ese crecimiento?

De hecho, ¿en qué lugar de Europa podrían reunirse seis jovenes, sin temor a ser molestados, y organizar una Iglesia, independiente del apoyo y facultades políticas o gubernamentales, e inmediatamente obtener aprobación legal para su organización? Y ¿dónde, después de haber logrado esa aprobación, podía tal Iglesia sostenerse libre e independiente de cualquier otra agencia?

Parecía que la amorosa providencia tenía preparado un lugar precisamente para la ocasión. El continente americano fue la respuesta a las muchas oraciones sinceras. Era un refugio nuevo para el oprimido. En su suelo no había quien se opusiera al ejercicio de la libertad religiosa, así como no había quien restringiese al individuo en asuntos sociales y políticos.

¡Qué gozo deben haber sentido los hugonotes, los peregrinos y los puritanos al saber que había desaparecido las persecuciones y frustraciones que los acosaban en el mundo antiguo. Es cierto que algunos castigaban con la muerte a quienes se sospechaba de brujerías y eran intolerantes, como lo fueron con Ann Hutchins y Roger Williams, por ejemplo. Pero esto era solamente evidencia de las ideas antiguas que aún persistían entre ellos. En el libre ambiente de América llegó a su fin todo ésto con el tiempo. Los peligros comunes de estos nuevos habitantes, tales como los indios, los bosques, la naturaleza, les enseñó a todos la inutilidad de estar divididos unos contra otros y la conveniencia de conservarse unidos. De modo que descartaron muchas de las cosas malas que habían invalidado su religión en el mundo antiguo y empezaron a llevarla con mayor perfección en esta tierra.

Continuarían, por supuesto las diferencias de opinión sobre sus doctrinas y formas de adorar, pero podrían conservarse dentro de la libertad y sin temor de restricciones indebidas. No podía esperarse más.

Indudablemente todo esto era un paso de esa preparación que se estaba llevando a cabo para el establecimiento de la plenitud de la verdad en un día no muy lejano.

La Constitución de los Estado Unidos

La Constitución de los Estados Unidos fue ratificada en Junio de 1788, y en esa fecha entró en vigor en nueve de los estados que la ratificaron. El preámbulo de este gran documento, reconoce las maldades que habían sujetado a los hombres por tanto tiempo, y al mismo tiempo garantiza que cesarían. Notemos su contenido:
“Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una unión más perfecta, establecer la justicia, asegurar la tranquilidad doméstica, providenciar una defensa común, fomentar el bienestar general y garantizar las bendiciones de la libertad para nosotros y nuestra propiedad, ordenamos y establecemos esta Constitución de los Estados Unidos de América”

Considerando lo que todos han dicho de la Constitución, así como el contenido de su preámbulo, no se puede menos que reconocer el elemento divino que contiene y los fines que Dios persigue en su establecimiento. Reflexionemos ahora lo que Dios mismo ha dicho concerniente a este documento:
“Por tanto, no es justo que un hombre sea esclavo de otro. Y para este fin he establecido la Constitución de este país por mano de hombres sabios que levanté para este propósito mismo, y redimí la tierra por el derramamiento de sangre" (D&C 101: 79, 80)

José Smith que entendía, tal vez mejor que cualquier otro hombre, el propósito divino en el establecimiento de la Constitución, dijo lo siguiente:
“La Constitución de los Estados Unidos es un glorioso estandarte; está fundada en la sabiduría de Dios. Es una bandera celestial; es como la fresca sombra para todos aquellos que tienen el privilegio de saborear la dulzura de la libertad, y como las aguas frescas de una peña grande en terreno árido y desolado. Es como un árbol grande a la sombra del cual los hombres de todo clima se pueden resguardar de los rayos candentes del sol”(Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 174)

Vemos, pues, que Dios verdaderamente estaba poniendo los cimientos para el establecimiento de su evangelio e Iglesia. Proveyó la libertad individual y religiosa a toda persona del mundo que esté dispuesta a aceptarla con fines justos. No hay compulsión en su obra. Los que se opusieron a su propósito y habrían dictado otro curso fueron convencidos por los grandes hombres que redactaron la Constitución.

El Espíritu de Dios en América

No cabe duda que el Espíritu de Dios ha estado sobre el hemisferio americano desde hace variossiglos, preservandolo para que fuese el lugar donde habría de consumar su obra en la tierra. Éter, profeta del Libro de Mormón, pronunció esta profecía sobre el país:
“Pues he aquí, rechazaron todas las palabras de Éter; porque él verdaderamente les habló de todas las cosas, desde el principio del hombre; y de que después de que se hubieron retirado las aguas de la superficie de esta tierra, llegó a ser una tierra escogida sobre todas las demás, una tierra escogida del Señor; por tanto, el Señor quiere que lo sirvan a él todos los hombres que habiten sobre la faz de ella. Y que era el sitio de la Nueva Jerusalén que descendería del cielo, y el santo santuario del Señor”(Eter 13: 2 - 3)

Muchos siglos después, el Señor reveló a Nefi la misma verdad conserniente a las Américas. Dijo así:
“Y según guardéis mis mandamientos, prosperaréis y seréis conducidos a una tierra prometida, si, a una tierra que yo he preparado para vosotros, una tierra escogida sobre todas las demás” (I Nefi 2: 20; vease también I Nefi 13: 30; 2 Nefi 1: 15; 10:19)

El libro de Mormón testifica abundantemente que América iba a ser preservada como un país de libertad. Nos revela que el espíritu de Dios actuó sobre Colón en ese maravilloso acontecimiento del descubrimiento de América. No se menciona su nombre, pero no cabe la menor duda que es el hombre a quien se alude. (Véase I Nefi 13: 12). Comentando los fines ocultos de Dios en la obra de Colón, el presidente José Fielding Smith dijo:
“Le parecia que iba impulsado por la esperanza de poder encontrar un camino más corto a la India..... La verdadera influencia que lo instó a seguir adelante fue el Espíritu del Señor, pues había llegado el tiempo en que la tierra de José, o la tierra de Sión como en llamada en la Biblia, fuese revelada al mundo gentil” (The Way to Perfection, pág. 142)

Hace unos treinta años, el gran estadístico, Roger W, Babson, visitó al presidente de una de las repúblicas americanas. En el curso de la conversación surgió esta pregunta:
“¿Por qué es que con todos estos recurzos naturales la América del Sur no ha progresado como Norteamérica?. El presidente de referencia contestó de esta forma:
“He llegado a ésta conclusión: La América del Sur fue conquistada por los Españoles que llegaron aquí en busca de oro, pero Norteamerica fue colonizada por hombres que llegaron allí en buscade Dios” (Fundamentals of Prosperity, por Roger W. Babson, pág. 95)

Ciertamente este país ha sido escogido “sobre todas las otras tierras”; ésta es la tierra de José, donde se izó el primer “estandarte de la libertad”; el país descubierto por un hombre de Dios; la tierra donde se redactó la Constitución más amplia de todo el mundo, y donde la historia de uno de los pueblos de Dios yació escondida por siglos, hasta que fue revelada por el poder de Dios. Es la tierra sobre la cual Dios realizará sus propósitos relacionados con sus hijos terrenales. Su espíritu ha reposado abundantemente sobre ella.-