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4 may 2009


Mejoremos nuestra actitud en cuanto al almacenamiento

Dar los primeros pasos de un plan de almacenamiento no siempre es fácil, pues hay tantas cosas a tener en cuenta que puede parecer una tarea demasiado complicada. Es así que la situación puede llevarnos a tener una reacción poco alentadora.

Nuestras dudas o temores frente a lo que no conocemos, nos impiden hacer el esfuerzo y participar de las bendiciones de la obediencia al consejo profético.

Muchas veces es nuestra actitud frente al consejo de llevar a cabo un Plan de Bienestar Familiar la culpable de nuestro desánimo. Basta que se hable de "almacenar" que de inmediato nos lleve a acudir al variado y rico banco de excusas; frases y preguntas como “eso no es para mí” , “¿será verdad lo que dice?”, "no es para esta época" o "eso no es para nuestro país" desfilan para ser elegidas como la más conveniente. A veces nos parecemos al pueblo

Entre las excusas que se escuchan durante y después de una Reunión de Superación Personal en que se hable del tema, las más comunes son: de Moisés que no quería mirar la serpiente...

• No tengo una habitación para almacenar
• Es demasiado trabajo
• Hay que tener dinero para comprar TODO lo que se necesita
• Me caen mal los granos
• A mi familia no le gusta comer comida almacenada
• Termino tirando todo lo que almacenamos porque se echa a perder

Analizando cada caso, veremos una alternativa positiva

No tengo lugar para almacenar

Muchos piensan que es necesario tener una habitación especial para almacenar, que sería lo ideal, pero no siempre es lo que se puede.

Es aquí cuando la creatividad e imaginación florece buscando e ideando lugares para guardar alimentos.

Sin recurrir a la publicidad en dónde todo se guarda debajo de la cama, podemos reacomodar un armario; aprovechar el baño para guardar elementos de limpieza a los que no les afecte la humedad; poner estanterías en lugares poco “visitados” en la casa como un garaje o lavadero, para aprovechar el espacio aéreo.

Otra opción es utilizar elementos decorativos, como el baúl que una amiga tenía en su comedor, lleno de latas de conserva. Si realmente queremos, encontraremos el lugar.

Es demasiado trabajo

Por supuesto que la organización del almacenamiento es algo que requiere atención.
Pero si nos tomamos la costumbre de comprar uno o dos productos para almacenar cada vez que hacemos las compras, lo lograremos casi sin darnos cuenta.

Otros prefieren guardar “una comida” por semana, lo cual requiere un poco más de trabajo pero es muy útil para tener un menú almacenado.

Sólo hay que programarlo al momento de ir al supermercado.

Hay que tener dinero para comprar TODO lo que se necesita

El consejo de los líderes es que no nos endeudemos en las compras para almacenar.
No pensemos en el costo de cada paquete, sino en la cantidad de comida que se puede realizar con él y veremos que no es necesario comprar 20 kilos de harina o 70 litros de aceite.

Si empezamos con un plan para un mes, sólo son 4 semanas, debemos almacenar la variedad de alimentos que nuestra familia está acostumbrada a comer. El gasto realizado no deberá superar el presupuesto familiar.

Me caen mal los granos

Muchas personas tienen algunos problemas con determinados tipos de alimentos, como los celíacos o los diabéticos, por lo tanto el almacenamiento debe incluir los alimentos que resulten saludables para ellos.

A mi familia no le gusta comer comida almacenada

Cuando empezamos un Plan de almacenamiento sólo creemos que debemos guardar granos, harina, aceite, miel y agua, y que con eso es suficiente. Claro que si nuestra familia debe comer eso para subsistir, lo hará, pero lo hará mejor si ya forma parte de su alimentación cotidiana.

Por otro lado, la gran variedad de productos envasados, condimentos y deshidratados que encontramos en la actualidad también deben formar parte de nuestro stock. El variar las recetas con los alimentos guardados también resultará en beneficio de nuestra familia pues a veces sólo hacemos lo que aprendimos a cocinar en la Sociedad de Socorro!!

Termino tirando todo lo que almacenamos porque se echa a perder

El secreto más famoso del almacenamiento es “rotar los alimentos”.

Si conocemos las diferentes maneras de guardar y preservar, si almacenamos lo que comúnmente comemos, entonces sólo nos queda ir cambiando de lugar los alimentos a medida que los utilizamos. Así nos encontraremos comprando aquello que necesitamos para reponer nuestro stock.

Podremos decir entonces: “hoy estamos comiendo lo almacenado” con más frecuencia y sin pensar en que sólo debemos hacerlo en momento de necesidad urgente. Aunque por como vienen las cosas últimamente, es más probable que echemos mano de lo almacenado con más frecuencia de lo esperado.

Como sucede con cualquier tarea, una vez que empecemos, veremos que no es tan difícil como parecía; la inspiración hará que surjan ideas y comenzaremos a disfrutar de las bendiciones de la obediencia. El almacenamiento ordenará nuestras cocinas más de lo que nos imaginamos, seremos más eficientes al realizar las compras de alimentos, nos volveremos “expertos en nutrición” al proveer para nuestra familia de un modo más saludable y equilibrado y, por sobre todas las cosas, sentiremos que realmente nos convertimos en instrumentos en las manos del Señor para con los de nuestra propia casa

Por Karina Michalek de Salvioli