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24 abr 2009

El Cambio en el Corazón

Siento una satisfacción muy grande cuando medito en las escrituras y vienen versículos a mi mente, cuando recibimos revelación de cosas pequeñas pero que son tan importantes que cambian nuestras vidas.

Gedeón ha sido el objeto de mi estudio estas últimas semanas y quisiera compartir con ustedes cómo un hombre puede cambiar su corazón y su vida, y cómo eso no significa que morirá con solemnidad ni de forma apacible.

Ahora bien, había entre ellos un hombre que se llamaba Gedeón; y como era un hombre fuerte y enemigo del rey, sacó, por tanto, su espada y juró en su ira que mataría al rey.

Y aconteció que peleó con el rey, y cuando el rey vio que estaba a punto de vencerlo, huyó, y corrió, y se subió a la torre que estaba cerca del templo.

Y Gedeón lo siguió, y estaba a punto de subir a la torre para matar al rey, y éste dirigió la mirada hacia la tierra de Shemlón, y he aquí que el ejército de los lamanitas estaba ya dentro de las fronteras del país.

Y luego el rey gritó con toda la angustia de su alma, diciendo: Gedeón, perdóname la vida, porque los lamanitas están ya sobre nosotros, y nos destruirán; sí, destruirán a mi pueblo.

Ahora bien, el rey no estaba tan interesado en su pueblo, como en su propia vida; sin embargo, Gedeón le perdonó la vida
. (Mosíah 19: 4 - 8)



Gedeón “juró en su ira que mataría al rey” y eso claramente no es de Dios, por mucho que nosotros sintamos que todo esta mal; que alguien o por culpa de alguien todo va mal no tenemos el derecho ni tampoco el deber de desear quitarle la vida a alguien.

Se viene algo a mi mente, quisiera poder compartir una reflexión. Muchas religiones, muchos hombres al ver que las cosas no se están haciendo como ellos creen que es correcto actúan con violencia, enojo y ejercen terror sobre las personas, un ejemplo claro de aquello es lo que pasa en oriente, donde están tan convencidos de que tienen la verdad y que los otros están equivocados que llegan a matar, ¿es eso de Dios?, yo creo que no. Cuando nos dejamos llevar por el fanatismo y sólo por lo que pensamos o sólo por lo que sentimos no hacemos bien, porque “Hablare a tu mente y a tu corazón”; ambas partes trabajan juntas, lo cual en ningún momento quiere decir que tenemos que entender para poder actuar, pero ese es otro tema.

En oportunidades podemos luchar por una causa justa y el error estará no en la causa, sino en como luchemos por esa causa.

El Rey Noé fue muerto, asume si hijo Limhi como Rey y los sacerdotes que huyeron al desierto raptan a jovencitas lamanitas y el pueblo lamanita persigue y ataca al pueblo del rey Limhi. Batallaron y muchos murieron, soldados encuentran al rey lamanita y lo llevan ante el rey:

Y cuando Gedeón, que era el capitán del rey, oyó estas cosas, fue al rey y le dijo:

Te ruego que te refrenes y no busques entre este pueblo, ni lo culpes de esto.

¿Pues no te acuerdas de los sacerdotes de tu padre, a quienes este pueblo trató de destruir? ¿Y no están ellos en el desierto? ¿Y no son ellos los que se han robado a las hijas de los lamanitas?

Y ahora bien, he aquí, declara al rey estas cosas, para que él las diga a su pueblo, y se pacifiquen con nosotros; porque he aquí, ya se están preparando para venir contra nosotros; y ves también que somos pocos.

Y he aquí, vienen con sus numerosas huestes; y a menos que el rey los pacifique con nosotros, pereceremos.

¿Pues no se han cumplido las palabras de Abinadí que él profetizó contra nosotros? Y todo esto porque no quisimos oír las palabras del Señor, ni abandonar nuestras iniquidades.
(Mosíah 20: 17 - 21)

En el corazón de Gedeón se estaba produciendo un cambio, estaba dando cabida a la reflexión y a aceptar la verdad, creo que incluso no es que estuviera dando cabida, sino que ya lo había hecho, ya había aceptado la verdad del evangelio.

Hasta ahora no podemos decir que es evidente el cambio en el corazón, porque sólo hemos leído palabras de él, mas no hemos visto hechos, pero hay algo que me hace meditar, esto es el enfrentamiento entre Nehor y Gedeón.

Y aconteció que en el primer año del gobierno de Alma en el asiento judicial, le llevaron un hombre para ser juzgado, un hombre de gran estatura y notable por su mucha fuerza.

Y éste había andado entre el pueblo, predicándole lo que él decía ser la palabra de Dios, importunando a la iglesia, declarando que todo sacerdote y maestro debía hacerse popular; y que no debían trabajar con sus manos, sino que el pueblo debía sostenerlos.

Y también testificaba al pueblo que todo el género humano se salvaría en el postrer día, y que no tenían por qué temer ni temblar, sino que podían levantar la cabeza y regocijarse; porque el Señor había creado a todos los hombres, y también los había redimido a todos; y al fin todos los hombres tendrían vida eterna.

Y sucedió que tanto enseñó estas cosas, que muchos creyeron en sus palabras, y fueron tantos que comenzaron a sostenerlo y a darle dinero.

Y empezó a envanecerse con el orgullo de su corazón, y a usar ropa muy lujosa; sí, y aun empezó a establecer una iglesia de acuerdo con lo que predicaba.

Y aconteció que yendo a predicar a los que creían en su palabra, dio con un hombre que pertenecía a la iglesia de Dios, sí, uno de sus maestros, y empezó a disputar vigorosamente con él, a fin de descarriar al pueblo de la iglesia; mas el hombre lo resistió, amonestándolo con las palabras de Dios.

Y este hombre se llamaba Gedeón; y era el mismo que fue el instrumento en las manos de Dios para librar del cautiverio al pueblo de Limhi.

Ahora bien, porque Gedeón lo resistió con las palabras de Dios, se encolerizó con Gedeón, y sacó su espada y empezó a darle golpes. Y Gedeón estaba ya muy entrado en años; por tanto, no pudo aguantar sus golpes, de modo que murió por la espada.
(Alma 1: 2 - 9).

Gedeón demostró con su vida que sabía que el evangelio es verdadero. Fue un hombre que cambio su corazón; desde tener en algún momento del deseo de matar, hasta predicar el evangelio y ser un maestro del mismo.

Espero que este pequeño artículo pueda hacerles ver que realmente nunca somos tan malos como para no poder cambiar. Es más; la modificabilidad es el carácter de todos los caracteres humanos, el único permanente.

Se que el Evangelio es verdadero, aun me falta para poder dar mi vida por el. Cristo vive, el es mi salvador y mi redentor. Estoy decidido a creerle a Cristo y a seguir su ejemplo y los ejemplos que grandes hombres han dejado para nosotros. No hay duda de la veracidad de todo esto. Cambiemos nuestras vidas y conoceremos la felicidad.