.header .widget { margin-top: 4px; margin-bottom: 4px; width: 900px; padding: 0 95px; }

Titulo

Image and video hosting by TinyPic

¡Bienvenid@s!

Aún cuando los temas y materiales aquí publicados puedan ser usados con tranquilidad por los miembros de la Iglesia, aclaro que éste no es un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Y si quieres contactarme puedes hacerlo:

Vía mail: ajchinchilla@gmail.com

2 jul 2009


Llenando la Nevera


Cuando vemos la nevera a fin del mes notamos que no sólo tiene más hielo que alimentos, sino que hay cosas que se echaron a perder porque las perdimos de vista, porque nadie las quiso comer o porque olvidamos que las habíamos comprado. Además no es nada raro encontrar envases herméticos con restos de algo que alguna vez fueron lasañas y hoy son un hermoso refugio para microorganismos.

Por lo tanto salir a comprar lo que hace falta debería ser una tarea a la cual debemos prestarle la debida atención. “¿Realmente lo necesito?",cuando nos paramos en la charcutería y vemos los jamones españoles. "¿Les gusta esto a mis hijos?", ¿Es mejor tres kilos de arvejas o tres latas de arvejas listas para usar?"

Si tenemos criterio veremos que elegir no será tan difícil. La marca, referida a la calidad del producto, será un elemento clave pero no definitivo en la elección del mismo. Al cambiar podremos probar y comparar mejor calidad, precio y rendimiento.

Los lomitos de atún que van a servir de relleno en una tarta cuestan menos cuando vienen desmenuzados. A veces dos paquetes pequeños de polenta son más fáciles de utilizar porque un paquete grande que no usaremos en su totalidad, es más probable que se llene de gorgojos o se malogre por la humedad.

Al elegir alimentos frescos debemos tener en cuenta que habrá cosas a desechar. Las cáscaras, semillas, grasa, huesos, etc. inciden en el peso total del producto, que incrementará el precio final del mismo. Por ejemplo al comprar sólo muslos de pollo sabremos que utilizaremos toda la carne. Y el precio estará acorde con lo que llevamos. Cuantos más desechos tenga un alimento, más cara será la parte comestible del mismo.

Al guardarlos en la nevera, tenemos que prestar atención a aquellos alimentos frescos que no duran mucho tiempo. No hay muchas opciones: los comemos enseguida o los preparamos para congelar.

En las escrituras leemos: “No sólo de pan vivirá el hombre”, y ahí podemos agregar: “sino también de la oferta del mes!!!”

El comprar frutas y verduras de estación nos permitirá ahorrar porque son los más baratos en la verdulería. Las frutas más maduras que a veces tienen precios más bajos, son el mejor relleno de postres y tortas. La fruta madura que no se echó a perder es la ideal para preparar dulces, mermeladas o conservas de las mismas en trozos.

Un tema que agobia a las amas de casa es mantener el orden en la nevera. Algo que se ve tan sencillo cuando otro opina, para el ama de casa es casi imposible. Y es que no es sólo su responsabilidad. Todos los integrantes de la familia abren la nevera dos o tres veces al día, buscando “algo que picar”.

Entonces si mantenemos y educamos al resto sobre el orden, también tendremos “algo” para cuando el hambre ataca al recién llegado.

Un estante o un cajón puede ser el lugar en donde coloquemos aquello que se pueda comer sin culpa. Y la culpa está referida a que después falte ese esencial ingrediente en la cena familiar y se tenga que escuchar: “Hoy cenamos tarta de jamón y queso sin jamón porque manos extrañas se apoderaron del mismo”.

Si vamos a “reciclar comida” debe estar preparada de tal forma que todos quieran comerla. Invertir en algo que tendrá aspecto dudoso y que nadie intente probar nos hará incurrir en un gasto de tiempo que podríamos haber aprovechado mejor en preparar algo que la familia quiere.

Educar a la familia en ese aspecto también es interesante. La Noche de Hogar, es una buena oportunidad para plantear el problema y entre todos aprender a realizar comidas sencillas con elementos que siempre hay en una nevera.

Un juego a realizar sería ver qué tenemos en la misma y preparar:

* Huevos revueltos con lo que venga.

* Sándwiches de lo que encuentre.

* Buñuelos de lo que haya.

* Torta rellena con lo que vea

Una vez hechas las propuestas, prepararlas y luego comerlas!!

La educación de la economía del hogar es también una buena oportunidad de aprender sobre el autodominio, la disciplina, el orden y la buena alimentación en este caso.

Si cuidamos entre todos el rendimiento de los productos que consumimos, no tendremos que dejar de comer para ahorrar, porque habremos aprendido a comer mejor con lo que tenemos.

Escrito por: Karina Michalek de Salvioli y publicado en Estilo SUD en Mayo de 2009